El Corona Capital Guadalajara nos devolvió el pulso

Se extrañaban esos días de festival para sentir el aire libre y la música entrando por los pies

Lauren Mayberry, frontgirl de la banda británica Chvrches. Crédito: OCESA / Lulú Urdapilleta.

Cuando creíamos que podíamos vivir sin festivales, el Corona Capital Guadalajara regresó más grande que nunca para ponernos en nuestro lugar durante dos días —21 y 22 de mayo— con música al aire libre en el Valle VFG, a las afueras de Guadalajara, donde no solo tuvieron una valiosa —¿obviamente?— participación actos como The Strokes, The Hives o Kings of Leon, las bandas estelares del festival, sino la sorprendente respuesta que arrebataron al público tapatío bandas y artistas como Cass McCombs, Metronomy, Blondie, Chet Faker, Kamasi Washington, !!! y Chvrches, por mencionar a algunas.

Conforme se acercaba el arranque del primer festival de OCESA en la ciudad, la expectiva y la emoción crecían como espuma, a pesar de que la incertidumbre también hacía mella con las imprevistas cancelaciones de actos tan esperados en Guadalajara, por casos positivos de COVID o «causas ajenas al festival» que nunca se explicaron, como sucedió con Death From Above 1979, Young The Giant y Death Cab For Cutie. Ningún festival está exento de este tipo de situaciones de última hora, llámese Primavera Sound, Lollapalooza, Coachella, Austin City Limits o Riot Fest. Lo importante, como promotor es saber sortear este tipo de imprevistos con reemplazos que estén a la altura de los shows que se tuvieron que cancelar.

Ni siquiera como público estamos exentos de contratiempos en el último tramo para llegar al festival. El Valle VFG, esta nueva sede del hermano menor del Corona Capital, está sobre la carretera Guadalajara-Chapala, lo cual se convierte en una vía complicada los fines de semana al ser utilizada por quienes buscan escapar del bullicio de la ciudad. Entonces, sumado el tráfico de un fin de semana normal a la masa vehicular que se agregó por el festival, evidentemente hizo mucho más complicada la llegada a tiempo al maratón musical. No hubo operativo vial o sistema de transporte oficial del festival que nos salvara del atasco vehicular.

Crédito: OCESA / Lulú Urdapilleta.

Llegados al Corona Capital GDL, tocó peinar el campo para ubicar los baños, spots de comida y bebidas, así como las islas de sombra, bebederos y fuente de chorros, que se convirtieron en refugios ante el aplastante sol que se deja sentir en mayo en Guadalajara.

Una vez dentro, no pudimos dejar pasar la oportunidad de disfrutar del encanto musical del californiano Cass McCombs quien, junto a su banda encandiló con su folk psicodélico y las canciones de Tip of the Sphere, su placa más reciente. Su música tiene la sensación retro del pop bien hecho, con armonías sutiles y un efecto de reverberación con eso en su voz. Había momentos en los que se hubiera podido evaporar la banda para que se escuchara la suave tranquilidad de McCombs y las canciones dulcemente simples.

Cass McCombs. Crédito: OCESA / Lulú Urdapilleta.

Después de un break para ir a comer e hidratarnos con bebidas espirituosas, antes de que se evaporaran, y mucha agua, en verdad fue mucha, corrimos al escenario de Metronomy mientras la gente continuaba arremolinada frente al Kia Stage para no perder detalle del regreso a Guadalajara de The Drums, una de las bandas que entro al quite ante las cancelaciones de último minuto que sufrió el festival.

Curiosamente Metronomy, como dijo Joe Mount, guitarrista y voz principal de la banda británica, Guadalajara fue donde ofreció uno de sus últimos shows en 2019, como parte del Festival Adverso, antes de que se desatara la pandemia en marzo de 2020. Y, además su set del sábado 21 de mayo, en el CCGDL, fue uno de los primeros tras la reactivación de los conciertos y festivales en el mundo.

A pesar de los 35 grados de temperatura registrados el sábado, Mount y compañía no disminuyeron el entusiasmo sobre el escenario Agua Rifada, convertido como su English Riviera, donde el melenudo músico y cantante, entre canción y canción, se hidrataba. The look, The bay, It’s good to be back, Things will be fine y Salted caramel iced cream hicieron olvidar por momentos que bailábamos sobre una plancha ardiente.

Joe Mount y Anna Prior, de Metronomy. Crédito: Lulú Urdapilleta.

Sin duda, una de las bandas que esperábamos ver, desde el comienzo, era Chvrches, el trío encabezado por la pequeña gran performer que es Lauren Mayberry, quien mientras no canta y habla con el público, parece un ser diminuto interestelar que cayó de la nada en el escenario, pero cuando tiene que cantar y defender las canciones de su banda, se come el escenario con una mezcla de histrionismo majestuoso y la alegría infantil. Cuando llegó el turno de How not to drown, esperábamos escuchar la voz de Robert Smith colarse entre el público como luciérnaga, pero no fue así, dejando completamente la parte vocal a Lauren. Su energía es eléctrica, magnética e impresionante.

Lauren Mayberry, líder de Chvrches. Crédito: OCESA / Lulú Urdapilleta.

Del Agua Rifada Stage nos apresuramos para alcanzar un buen lugar en el Viva Tent, la enorme carpa bajo la que se instaló Kamasi Washington junto a su banda The Next Step, para avivar las pasiones de la multitud con un set de otro mundo. A diferencia de un concierto de rock, los de jazz a menudo dependen de momentos musicales, en lugar de canciones específicas: un solo particularmente evocador o el regreso de la toda la banda para tocar el tema principal de la noche o la cabeza de alguna canción en particular. Seguros estamos de que la presencia de Kamasi —a quien se le ha endilgado el mote de salvador del jazz, del que seguro él mismo renegará— despertó la atención del público, por ser lo que menos «encajaba» con todo el menú musical del fin de semana. Finalmente, de esto se trata un festival, de apostar por la diversidad musical. La infusión de jazz, ritmos de fondo de R&B, hip hop y música espiritualmente reconocida es única y desafiante en un contexto como el Corona Capital Guadalajara.

Kamasi Washington. Crédito: OCESA / Liliana Estrada.

Para cerrar la primera noche, acudimos a las 23 horas, como si se tratara de la última noche de servicio del mítico CBGB, el club neoyorquino, cuna del punk y la new wave de este lado del planeta, al show que entregaría Blondie —sin Chris Stein, guitarrista y cofundador de la banda de NYC, ausente de la banda por problemas de salud— en el Kia Stage, al otro extremo del terreno de los Fernández, donde un ex Sex Pistol, Glen Matlock —expulsado de la banda británica por disfrutar de la música de The Beatles—, a cargo del bajo marcaría el paso de la frenética noche de pop y new wave.

Blondie. Crédito: OCESA / Liliana Estrada.

Debbie Harry, a sus 76 años, todavía fresca y radiante, con sus grandes gafas negras de sol y su cabello peróxido, dirige no solo a la banda sino a una multitud que ruge con The tide is high, Hanging on the telephone, Maria y la demoledora Heart of glass. El show llega a su final con Call me y One way or another, un recordatorio final efervescente del talento inagotable de Blondie para seguir adelante, cueste lo que cueste.

Al día siguiente, el domingo 22 de mayo, ya sin prisas, cuando el sol comenzaba a doblarse el dance punk de los neoyorquinos !!! (Chk Chk Chk) se apoderó de la carpa central del festival, donde el extravagante baile de Nic Offer inmediatamente contagió al público que no supo cómo reaccionar a los embates del vocalista de la banda. La Viva Tent se había convertido, desde el primer acorde, en una disco rave sudorosa en la que la masa humana se estremeció con la música funk y dance, como si se tratara de una sesión de cardio, bajo el mando del impresionante enérgico y carismático Offer, oficiando de instructor maníaco de aerobics. Su única misión: asegurarse de que hasta la última persona bajo la carpa estuviera bailando al mezclarse con la multitud.

Al frente de !!!, Nic Offer. Crédito: OCESA / Liliana Estrada.

Por último, agandallamos lugar casi frente al escenario para atestiguar la primera sesión musical del australiano Nick Murphy aka Chet Faker en Guadalajara. Chet Faker es una potencia musical, su mezcla ecléctica de guitarras de ensueño y sintetizadores inquietantes resuena de una manera tan única. Arrancando la promoción mundial de Hotel Surrender, su nueva placa, sin duda teníamos que ser testigos de lo que iba a presentar en Guadalajara.

A medida que las luces del escenario se encendían lentamente, dejando a contraluz al australiano afincado en Nueva York desde el pico más alto de la pandemia, Chet Faker iba construyendo gradualmente las capas de sonido usando su guitarra y sintetizadores, como si una banda completa lo acompañara. El barbado entrelazó a la perfección las canciones más antiguas de Chet Faker con su arsenal de canciones más nuevo durante poco más de una hora, tiempo en el que animó a toda la multitud a escuchar y cantar con el corazón, desde Talk is cheap hasta Get high. La voz de Murphy sonaba tan ensoñadora mientras llenaba cada rincón del Valle VFG que podríamos confundirla con la grabación original. Es uno de los artistas que suenan idénticos dentro del estudio como sobre un escenario, así que sin decepciones esa tarde. Incluir en el line-up a Chet Faker pero, sobre todo ni muy temprano, ni muy tarde, justo cuando el sol se está poniendo en la Primavera, fue un éxito absoluto. La carrera de Chet Faker o Nick Murphy está al alza desde su debut, por lo que podemos adivinar que no parara aunque atraviese los cielos.

El australiano Chet Faker. Crédito: OCESA / Lulú Urdapilleta.

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