King Gizzard & The Lizard Wizard se desconecta de Spotify
La banda australiana ha retirado su música de la plataforma de streaming en protesta por las inversiones en tecnología militar de su CEO

King Gizzard & The Lizard Wizard, los titanes australianos del rock psicodélico, han retirado su extensa discografía de Spotify. Esta no es una simple reorganización de catálogo; es un acto de protesta desafiante que resuena en toda la industria musical. La decisión de la banda es una respuesta directa a las controvertidas inversiones del CEO de Spotify, Daniel Ek, en Helsing, una empresa especializada en software de inteligencia artificial (IA) utilizado en operaciones y toma de decisiones militares.
La banda expresó su indignación de forma concisa en una publicación de Instagram: «Fuck Spotify», junto a un mensaje directo sobre los millones invertidos por Ek en «tecnología de drones militares con IA» y un llamado a «presionar a estos magnates tecnológicos tipo Dr. Evil para que lo hagan mejor». Esta acción de King Gizzard no es un incidente aislado; representa la última y más destacada escalada en una creciente ola de artistas que cuestionan las implicaciones éticas de las principales plataformas de streaming.
La contundencia de la banda al declarar «Fuck Spotify» y señalar directamente la «tecnología de drones militares con IA» desplaza la conversación de las habituales quejas económicas hacia una clara postura moral y ética. Esto sugiere una ruptura fundamental de la confianza, donde el liderazgo de la plataforma es percibido como activamente involucrado en actividades que son antitéticas a los valores artísticos. Esta perspectiva eleva el debate más allá de las meras tasas de regalías, enmarcándolo como un conflicto entre el arte y la tecnología militarizada, lo que lo convierte en un problema público más potente y fácil de entender. Obliga a los consumidores a confrontar la huella ética de su consumo digital.
Las controvertidas inversiones de Daniel Ek

El fondo de inversión de Daniel Ek, Prima Materia, invirtió 116 millones de dólares en Helsing, una empresa europea de tecnología de defensa fundada en 2021, especializada en software de defensa con IA y drones militares. Ek se unió a la junta de Helsing en 2021 y actualmente se desempeña como su presidente. A pesar de la reacción negativa, Ek ha defendido públicamente su postura, afirmando estar «100% seguro» de la corrección de sus inversiones, enfatizando que «la IA, la masa y la autonomía son lo que están dando forma al campo de batalla moderno».
Para muchos artistas, la idea de que su música —un medio a menudo asociado con la paz, la expresión y la conexión humana— financie indirectamente tecnología de guerra impulsada por IA representa un dilema ético irreconciliable. La inversión de Ek, si bien es el detonante inmediato, se percibe como la «gota que colma el vaso» tras años de frustraciones acumuladas por parte de los artistas con el modelo de negocio de Spotify. Las quejas sobre las tasas de regalías notoriamente bajas y las estructuras de pago opacas de la plataforma han sido una constante. Bandas como Deerhoof señalaron explícitamente que «Spotify solo paga una miseria de todos modos, y ganamos mucho más con las giras». Este punto de inflexión moral ha proporcionado un objetivo claro y tangible para una insatisfacción más amplia y latente. La protesta, por lo tanto, es una convergencia estratégica de quejas éticas y económicas, donde los artistas aprovechan la indignación moral por la IA militar para llamar la atención sobre los problemas sistémicos de compensación y desequilibrio de poder dentro de la economía del streaming. Esto convierte el boicot en algo más que un evento singular; es un síntoma de una disfunción más profunda en la industria.
La postura inquebrantable y el poder independiente de King Gizzard
Aunque la banda anunció que «todo su catálogo será retirado», el proceso «lleva tiempo debido a las diferentes discográficas y distribuidores» involucrados, lo que indica las complejidades logísticas incluso para actos independientes. La vasta discografía de King Gizzard, que incluye 27 álbumes de estudio y más de 50 álbumes en vivo, junto con su larga historia de autoedición a través de sus propios sellos (Flightless, KGLW, p(doom) records), les otorga una influencia única.
La banda dirigió explícitamente a sus fans a Bandcamp para nuevas demos e incluso los animó a «piratearlo si quieren», subrayando su compromiso con la accesibilidad fuera de los gigantes tradicionales del streaming. Su mensaje adjunto hizo referencia al clásico antibélico de Bob Dylan, Masters of war, alineando sus acciones con una larga tradición de música de protesta y utilizando su plataforma para causas de justicia social.
La capacidad de King Gizzard para tomar esta postura se ve facilitada por su sólida base financiera, derivada principalmente de giras y merchandising, lo que los hace menos dependientes de los escasos pagos de Spotify. Este nivel de independencia les permite actuar de una manera que muchos otros artistas, profundamente dependientes de los ingresos del streaming para su exposición e ingresos, simplemente no pueden permitirse. Esta libertad para salir de Spotify sirve como un poderoso símbolo y un posible modelo para enfoques más centrados en el artista. Al mismo tiempo, critica implícitamente un sistema que atrapa a los artistas menos establecidos, desafiando la noción de que los artistas deben estar en Spotify para tener éxito al demostrar una alternativa viable, aunque desafiante.
Una ola creciente de protesta artística
King Gizzard sigue los pasos de otros actos independientes que iniciaron esta ola de retiradas. Deerhoof anunció su decisión a finales de junio, declarando: «No queremos que nuestra música mate gente. No queremos que nuestro éxito esté ligado a la tecnología de batalla de IA». Xiu Xiu, por su parte, anunció la semana pasada que retiraría su catálogo del «agujero de basura portal del armagedón violento Spotify», añadiendo: «Spotify usa dinero de la música para invertir en drones de guerra con IA». Cindy Lee lideró una carga anterior, negándose a poner su álbum de 2024 Diamond Jubilee en streaming, incluido Spotify, debido a la financiación de Helsing por parte de Ek. Otros artistas y sellos electrónicos, como Kalahari Oyster Cult, Darren Sangita, b l u e s c r e e n, Michail Stangl y DJ Justin Space, también retiraron su música por la inversión de Ek en Helsing en 2021.
Este no es el primer desafío de artistas importantes a Spotify. Joni Mitchell, Neil Young y Crosby, Stills & Nash retiraron su música en los últimos años por otras controversias, como la desinformación. La mención recurrente de Deerhoof «iniciando la ola» y King Gizzard «uniéndose a la creciente ola» indica una clara tendencia. Esto no es solo la acción de artistas individuales; es un movimiento. El lenguaje compartido, como «tecnología de batalla de IA» y «agujero de basura portal del armagedón violento», sugiere una formulación colectiva del problema. Este «efecto bola de nieve» demuestra que la acción colectiva, incluso por parte de artistas independientes, puede generar una presión significativa y amplificar un mensaje mucho más allá de lo que podrían lograr las protestas individuales. Sugiere una creciente solidaridad entre los artistas contra la percibida explotación corporativa y los compromisos éticos.
Ecos de fans e industria: Una audiencia dividida
La decisión ha provocado un debate polarizado entre los fans. Muchos aplauden a la banda por priorizar los principios sobre la conveniencia, reconociendo los riesgos financieros y de crecimiento que implica. Otros expresan frustración, viendo la medida como un inconveniente que «solo perjudica a los fans» y cuestionando su impacto general en el resultado final de Spotify. Algunos lamentan la pérdida de accesibilidad. Algunos fans han anunciado que están cambiando de servicios de streaming (por ejemplo, a Apple Music) en solidaridad o debido a la insatisfacción con la experiencia general del usuario de Spotify y sus listas de reproducción impulsadas por IA.
Existe un debate sobre si la protesta es «performática» o una postura genuina e impactante, especialmente dada la presencia continua de la banda en otras plataformas importantes. El boicot contribuye a un discurso industrial más amplio sobre las responsabilidades éticas de los gigantes tecnológicos, el capitalismo de plataformas y la necesidad de una mayor rendición de cuentas corporativa. El boicot de artistas ha llevado a algunos consumidores a cancelar suscripciones bajo el hashtag #CancelSpotify, migrando a plataformas como Bandcamp y Tidal.
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Periodista musical, con más de 20 años de experiencia. Amante y curioso de la música. También hago media PR y creo playlist para marcas. Music makes the place.
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